En el corazón de las antiguas civilizaciones mesoamericanas yace uno de los sistemas de medición del tiempo más fascinantes y complejos jamás concebidos, un entrelazado de calendarios que va más allá de un método para marcar los días. Como síntesis de una integración de ciclos cósmicos y humanos sistematiza las influencias espirituales, naturales y ancestrales que llevan al individuo a la plenitud.

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El sistema calendárico maya se compone de varias cuentas, siendo las más conocidas el Cholq'ij o Tzolk'in y el Ab' o Haab'. Ambos calendarios son sagrados. El Cholq'ij combina 13 potencias arquetípicas de carácter "femenino" con otras 20 de tipo "masculino". El resultado genera el "nahual del día", en total 260. Todos ellos portales de contacto con lo sagrado. Cada uno encargado de crear y formar al individuo humano y conducirlo a un estado de plenitud.

 

Por otro lado, el Ab' es un calendario dividido en 18 ciclos de 20 días cada uno, más uno breve de 5, conocido como Wayeb', un momento de reflexión y renovación. Cada uno de sus periodos también es considerado como la encarnación de lo sagrado, en este caso, encargado de la función del individuo en la sociedad y del desarrollo de la comunidad en su conjunto.

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